Mario Fontana hace el vino como siempre lo ha vivido desde pequeño. Con el máximo respeto a la viña y a la tierra. Desde la tradición, elabora en un marcado estilo clásico: Vinifica en grandes foudres viejos de madera de Eslovenia y realiza crianzas un poco más largas de lo habitual en la zona. Antes del foudre lo hace por un año en depósitos de cemento y posteriormente un reposo de más un año en botella antes de salir al mercado. También, además de la Nebbiolo, cultiva un Dolcetto d’Alba y una Barbera d’Alba, ambas vinificadas en depósitos de acero inoxidable.